jueves, 12 de mayo de 2016

Un poco clandestino

No deja de tener algo de delicioso esto de la clandestinidad. Me he pasado muchos años de mi vida lidiando con la escritura desde la docencia, o desde el puro acompañamiento de aquellos que desean escribir y aprender algunas técnicas, explorar algunos secretos del asunto. Una de las cosas que siempre, indefectiblemente, discutimos, sobre todo con aquellos que nunca se han planteado la escritura como una actividad más allá de lo puramente confesional y los poemas de adolescencia, es lo referido al destinatario, eso de si uno escribe para sí mismo o para los demás. La necesidad, siempre del interlocutor, sea este individual o múltiple, presente o futuro. No hace falta decir que siempre, absolutamente siempre, escribimos para alguien.
Por eso es tan raro escribir así, amarrada a esta clandestinidad que me he impuesto, y que sin embargo no es tal, porque la red es un espacio infinito y tal vez algunos ojos, algún día.
Hasta entonces, soy emisor y receptora de mí misma.
Y es extraño, ya ves.

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